domingo, 22 de enero de 2012
Desarrollo, postextractivismo y “buen vivir” (E. Goudynas)
La necesidad de ensayar una salida para después del extractivismo se vuelve indispensable. Por un lado, ese esfuerzo tiene un sentido de urgencia, en tanto distintas comunidades locales sufren los impactos sociales, ambientales y económicos de los emprendimientos extractivistas. Por otro lado, esa tarea es inevitable. Recursos, como los mineros o los petroleros, se agotarán inevitablemente.El desarrollo contemporáneo ha sido uno de los grandes mitos del siglo XX. Representó tanto el sueño de una vida mejor para millones de personas, como una legitimación teórica y práctica para diseminar en todo el planeta la creencia en el crecimiento económico. Esa postura también está profundamente arraigada, asumiéndose que las economías nacionales, y por lo tanto la economía planetaria, podrían crecer por siempre en un proceso de expansión perpetua. (Leer completo)
Los derechos humanos como economía política y el deber de rebelión
David
Casassas reseña el último libro de Julie Wark: Manifiesto de derechos
humanos,
Ediciones Barataria, Madrid, 2011, 188 pp.
lunes, 16 de enero de 2012
Argentina: Las dificultosas variables de la situación laboral
por Guillermo Pajoni
Todo análisis medianamente serio sobre la situación de la clase
trabajadora en la Argentina en el contexto de la última década, se
encuentra con un problema inicial de dificultosa solución. En efecto,
los datos estadísticos con que se cuentan son o directamente
descartables o de dudosa credibilidad. (Leer completa)
Revolución Rusa: Charla con Rolando Astarita
Aclaración previa de Astarita en su blog http://rolandoastarita.wordpress.com:
No es una charla sobre la Revolución Rusa “en general”, ya que estuvo centrada en el análisis de las principales estrategias políticas que hubo al interior de la izquierda entre 1905 y 1917: la menchevique, la bolchevique (o leninista); y la de Trotsky (una divisoria que he tomado del propio Trotsky).
El tema me ha interesado durante años, ya que estuvo en el centro de las controversias entre las organizaciones stalinistas y las trotskistas. Los primeros, que defendían políticas de alianza con las fracciones “progresistas” de burguesía, en los países adelantados; y con las burguesías “anti-imperialistas, anti oligárquicas y pro-industria” en los países atrasados, decían inspirarse en el Lenin de los años pre-revolucionarios. Los trotskistas respondían -pienso que con razón- que esa línea de hecho repetía la estrategia de los mencheviques. Pero los trotskistas agregaban que el hecho de que la reforma agraria, la convocatoria a la Asamblea Constituyente y la paz sólo se lograran finalmente con la toma del poder por los soviets, dirigidos por los bolcheviques, confirmaba lo acertado de la estrategia de Trotsky. Y ésta fue, efectivamente, la conclusión que sacó Trotsky de la Revolución Rusa (y que luego se habría confirmado, por la negativa, con la Revolución China de 1925-7). Según Trotsky, 1917 habría verificado que en la época del imperialismo y los monopolios no hay ninguna posibilidad de cumplir las tareas de la democracia burguesa a no ser que la clase obrera tome el poder e inicie la transición al socialismo. A esta idea Trotsky le dio un carácter general en sus “Tesis de la revolución permanente”. Según Trotsky, la imbricación entre el cumplimiento de las tareas democráticas y socialistas también imprimiría una dinámica internacionalista a la revolución. Además, y siempre según su interpretación, la política de Lenin a partir de las Tesis de abril, de 1917, representaría una admisión, aunque no explícita, de que la estrategia de la revolución permanente era la correcta.
Dado que durante muchos años milité en corrientes trotskistas, cuando comencé a estudiar críticamente los fundamentos teóricos y políticos de esta corriente, hace ya unos 20 años, fui llevado a revisar también esta interpretación canónica de todos los grupos de la Cuarta Internacional acerca de la pretendida superioridad del abordaje de Trotsky. En esta charla resumo, entonces, lo principal de mi enfoque sobre el asunto.
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