domingo, 27 de febrero de 2011

El modelo de Desarrollo Rural de los noventas ¿sigue vigente?

Documentos para el debate (enviado por Javier Touza)
 
-         Modelos de Desarrollo Rural

¿De qué sirve decir la verdad sobre el esclavismo rural  que se condena si no se dice nada contra el “modelo concentrador y excluyente” que lo origina? (Paráfrasis, Bertolt Brecht)
 
El modelo de Desarrollo Rural de los noventas ¿sigue vigente?
 
DESARROLLO RURAL. NUEVOS ENFOQUES Y TEMAS CLAVES A
CONSIDERAR. (Fragmentos)
Ing. Agr. Carlos Carballo González (1)
 
Los organismos multilaterales de cooperación y de los gobiernos –el argentino incluido- parecieron reducir la problemática del Desarrollo Rural al “combate de la pobreza rural”.
 
Tal simplificación desconoce constataciones evidentes que exigen reconocer las distintas funciones de la producción primaria en la sociedad; la existencia de diversos actores, propuestas e intereses encontrados con diferentes implicancias en el desarrollo; la necesidad de planificar el largo plazo articulando los niveles locales, nacional, regional y mundial; las formas de vincular en el territorio la producción primaria con otras actividades y productos, haciéndolas sustentables en el tiempo.
...
 
“Mientas las políticas macroeconómicas tendieron a trasladar ingresos del sector agropecuario al resto de la economía, diversas políticas compensatorias (créditos subsidiados, apoyo tecnológico, políticas de desarrollo rural) fueron implementadas” (Barsky, 1990); ambos tipos de políticas, simultáneas en el tiempo, profundizaron el avance del capitalismo en el agro, la expansión de la producción exportable y para los consumidores de mayores ingresos, la modernización con fuerte intensificación en las áreas más favorables y un arrollador avance de la frontera agrícola (Chonchol, 1995 ).
El “modelo concentrador y excluyente” observado en el agro, destacaba sobre todo los cambios en la agricultura “empresarial” o “patronal”, mientras que al campesinado –como un conjunto con mínimas diferenciaciones a su interior- pareciera que le seguía correspondiendo un rol “funcional”, subordinado, pero aún social y económicamente importante: provisión de mano de obra a las empresas agrarias agroindustriales y a la economía urbana y producción de alimentos baratos para el consumo interno.
Barsky (1990) señala que se están comenzando a definir como “sujetos de políticas de desarrollo rural a aquellos productores que por su menor disponibilidad de recursos no tienen acceso regular a las políticas corrientes dirigidas a los productores agrarios de cada país”. Tal enfoque, con sus más y sus menos se generalizó, e hizo tan “natural”, que las propuestas para quiénes son discriminados negativamente o excluidos de los beneficios de las políticas públicas, se efectúan sin tener en cuenta que sólo se está considerando las complejidades existentes en “una de las dos caras de la misma moneda”, y que la viabilidad de las mismas depende también de la posibilidad de frenar el avance arrollador del modelo hegemónico, la otra cara.
 
Esto sucede en Argentina, un país sometido a una rápida y profunda transformación agraria, y en el qué, mientras el tema central para el mundo de los agronegocios pasa por la remoción de los obstáculos que permitirían “alcanzar los 100 millones de toneladas de granos”, otros intentan esbozar objetivos y propuestas de desarrollo rural (DR) dirigidos a sectores desplazados, en quienes observan no solo capacidad de resistencia y adecuación, sino también un potencial de cambio y transformación sobre el que se podrían asentar algunos ejes de un modelo de desarrollo más equitativo, que promueva la igualdad de oportunidades y el cuidado del ambiente.
 
Ya sea para aliviar, reducir o eliminar la pobreza en las áreas rurales, mejorar el nivel de vida y frenar las emigraciones, ya para constituir una síntesis entre competitividad y equidad –entre la gran escala empresarial y la agricultura familiar en retroceso- se reconoce como urgente el fortalecimiento e integración de las áreas del Estado, y especialmente de las áreas responsables del sector agropecuario y sobre todo del Desarrollo Rural.
 
(1) Avance de investigación correspondiente al Proyecto UBACYT 2004-2007 “Tecnología e institucionalidad para la seguridad alimentaria y el desarrollo sustentable de los productores familiares”. Director Ing. Agr. Carballo González
 

martes, 22 de febrero de 2011

DIEZ TESIS URGENTES SOBRE EL NUEVO EXTRACTIVISMO

Documentos para el debate (Enviado por Javier Touza)

-         Modelos de Desarrollo Rural

DIEZ TESIS URGENTES
SOBRE EL NUEVO EXTRACTIVISMO
Contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano actual (fragmento)
Eduardo Gudynas*

Es muy ilustrativo comentar con un poco mas de detalle el caso de la reciente protesta rural en Argentina. En ese país se imponía un impuesto a las exportaciones de granos, y por lo tanto el Estado captaba parte del excedente, en especial aquel originado por los monocultivos de soja. Cuando la administración de Cristina F. de Kirchner intentó elevar ese impuesto a las exportaciones, se desató una reacción en contra proveniente de un amplio abanico de actores rurales, desde los pequeños agricultores a los grandes hacendados y empresas agroindustriales (por una descripción del conflicto, véase Barsky y Dávila, 2008).

Más allá de los usos políticos y propagandísticos de ese duro y largo conflicto, es necesario subrayar algunos aspectos en el contexto del presente artículo.

Tanto las administraciones de Néstor Kirchner, como las de su esposa, promovieron intensamente un neo-extractivismo agrícola basado en la expansión del monocultivo de soja orientado a la exportación.

Alentaron su expansión, cobijaron el uso de variedades transgénicas,
etc. Los aumentos en esas exportaciones eran una fuente importante de recaudación (necesaria dado que ese país persiste en estado de default y sus fuentes de financiamiento son limitadas). Si bien los gobiernos Kirchner sostuvieron programas sociales y subsidios especialmente en las zonas urbanas, fueron más inefectivos en asistir a los pequeños agricultores (solo una parte de aquellos dineros vuelven al sector agropecuario, y la mayor proporción es captado por unas pocas empresas agroindustriales). Por lo tanto, cuando el gobierno de C.F. de Kirchner elevó esos impuestos a los granos, los actores rurales reaccionaron en contra inmediatamente, y se generó una alianza, antes impensable, entre pequeños y grandes agricultores. Estos grupos no apuntaron contra el estilo de desarrollo agrícola basado en los monocultivos, sino que reclamaban retener una mayor proporción de sus ganancias; a su vez, el gobierno tampoco promovió o discutió un desarrollo rural alternativo, pero insistió en aumentar la presión recaudadora sobre lo que llamaba “rentas extraordinarias” (véase Gudynas, 2008 por mas detalles). Observamos entonces una pelea por la captación del excedente, entre un gobierno progresista y un amplio abanico social, tanto progresista como conservador.

Protestas sociales de ese tipo no estallaron en Brasil o Uruguay, a pesar que allí también existe un fuerte peso del monocultivo sojero.

Esto se debe no sólo a que la imposición tributaria es menor, sino porque además el Estado tiene programas diferenciados de ayuda para los pequeños agricultores, y es más eficiente en asistirlos. Por lo tanto, si bien existen cuestionamientos por el apoyo a los grandes capitales agroindustriales, en estos países se reconoce que el Estado brinda alguna asistencia a los agricultores más pobres, y ésta tiene un papel importante en legitimar tanto al gobierno como a ese tipo de producción.

De esta manera, las medidas de compensación social que se financian desde el extractivismo generan una legitimidad social a los gobiernos progresistas, y hacen más difícil poder discutir esos emprendimientos productivos. Aquellos que cuestionan el extractivismo estarían “en contra” del progreso nacional, y hasta podrían poner en cuestión el financiamiento de los planes de asistencia. El neo-extractivismo ha logrado alta legitimidad social en muchos países.


Tabla Nº 3
Resumen de las tesis preliminares que caracterizan el neo-extractivismo de los gobiernos progresistas en América del Sur

1 Persiste la importancia de los sectores extractivistas como un pilar relevante de los estilos de desarrollo.

2 El progresismo sudamericano genera un extractivismo de nuevo tipo, tanto por algunos de sus componentes como por la combinación de viejos y nuevos atributos.

3 Se observa una mayor presencia y un papel más activo del Estado, con acciones tanto directas como indirectas.

4 El neo-extractivismo sirve a una inserción internacional subordinada y funcional a la globalización comercial y financiera.

5 Sigue avanzando una fragmentación territorial, con áreas relegadas y enclaves extractivos asociados a los mercados globales.

6 Más allá de la propiedad de los recursos, se reproducen reglas y funcionamiento de los procesos productivos volcados a la competitividad, eficiencia, maximización de la renta y externalización de impactos.

7 Se mantienen, y en algunos casos se han agravado, los impactos sociales y ambientales de los sectores extractivos.

8 El Estado capta (o intenta captar) una mayor proporción del excedente generado por los sectores extractivos, y parte de esos recursos financian programas sociales, con lo que se ganan nuevas fuentes de legitimación social.

9 Se revierten algunas contradicciones sobre el extractivismo, y se lo pasa a concebir como indispensable para combatir la pobreza y promover el desarrollo.

10 El neo-extractivismo es parte de una versión contemporánea del desarrollismo propia de América del Sur, donde se mantiene el mito del progreso bajo una nueva hibridación

·          E. Gudynas es investigador en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), en Montevideo, Uruguay (egudynas@ambiental.net). El presente artículo ofrece algunos resultados de una evaluación sobre los sectores extractivos y la sustentabilidad en América del Sur. Algunas ideas fueron adelantadas en la mesa redonda “Alternativas a una economía extractivista”, convocada por CAAP y FLACSO en Quito (28 julio 2009); el manuscrito final fue revisado por Mariela Buonomo.

viernes, 18 de febrero de 2011

Distribución del ingreso en tiempos K (Rolando Astarita)

Los defensores del gobierno K dicen que una de sus virtudes es haber mejorado la distribución del ingreso en Argentina. El modelo industrialista y desarrollista K habría disminuido las diferencias sociales. Eso establecería una diferencia fundamental con respecto a las épocas del menemismo. Alguna gente de izquierda está convencida de que esa mejor distribución del ingreso constituye una razón suficiente para apoyar, de alguna manera, al gobierno K. Muchos intelectuales de izquierda aplauden ese “logro”. 

Los datos, sin embargo, no parecen dar un aval a esta creencia. La distribución del ingreso mejoró con respecto a lo peor de la crisis 2001-2002, pero no ha revertido la tendencia de largo plazo que operó en Argentina, que implicó un ahondamiento de las desigualdades. (Leer completo)

Obsolescencia programada

ALAI, América Latina en Movimiento

2011-02-10
El mundo de la producción moderna se hizo a la teoría de la obsolescencia programada, «motor secreto de nuestra sociedad de consumo» para justificar una tal dinamización de la economía, en especial la generación de fuentes de empleo. El concepto significa que todo producto tiene que tener una vida útil. Declaración, si se quiere, de su muerte. Nada tendrá larga duración, más bien vida limitada, fecha de caducidad. Se fabrica para que las cosas no duren. Sí, así como se lee, todo producto tiene que durar poco, dañarse más pronto que tarde. Fue tarea obligada y encomendada a ingenieros y diseñadores para acortar la vida de los productos. Se les encarga que hagan comprar con frecuencia y repetidamente. «Un producto que no se acaba es una tragedia para el capitalismo». De allí el cartel de las patentes de los inventos, que regulan el mercado, la competencia. Para una mayor ilustración puede verse el video en internet hecho por la televisión española.
Quizás se tenga memoria alguna de productos que antes duraban más que en estos tiempos modernos. El video en mención trae ejemplos tales como el de una bombilla eléctrica que ya cumplió un siglo, mostrando que si es posible la producción de larga duración. Con la política de la obsolescencia programada se delimitó la vida de bombillas a unas 1.000 horas, y no por años. Otro ejemplo es un chip instalado en las impresoras para que no dejen de funcionar después de haber impreso un determinado número de copias. Sin este chip la duración sería casi ilimitada, al menos no tan corta. Otro es una nevera de producción alemana, que duraba más de 20 años. Un Pleito reciente fue el de las baterías de ipod, la querella logró que se alargara su vida útil de 1 a 2 años. Y La estadística que se tiene para que una persona cambie de celular es de 12 a 18 meses.
Los consumidores comprarán un producto no por necesidad sino por diversión, por placer. Esto es obra del mundo de la economía. Y para ello cuenta con el concurso de los tecnólogos sociales, los sicólogos. Ellos impulsan, empujan la locomotora del consumo. La manipulación compulsiva de la frágil existencia humana. ¿Han visto muchos espejos en los supermercados en las secciones femeninas? ¿Saben para que son? Para que observen repetidamente sus cuerpos. Y al hacerlo repetidamente les crea inseguridad, baja autoestima. Y ¿entonces? A la mano tendrán un labial y miles de cosméticos más, por ejemplo. ¿Y la música clásica en las secciones de licores? De seguro, los señores decidirán un licor fino y costoso. Otro tanto sucederá con los olores que estimularán compras de comida. La tarea: promover el consumo ilimitado, que no se detenga. Para solucionar la desgracia de las personas. De esas que van y vienen alrededor de los centros comerciales, como ratas de alcantarilla.
Templos del consumo son los centros comerciales, una ciudad dentro de una ciudad. «allí se encuentra lo que en cualquier ciudad, tiendas, personas que pasan, que compran, que conversan, que comen, que se distraen, que trabajan…». (Saramago: 2003, página 333) Estos centros se presentan como solución a las desgracias de miles y miles de personas que andan por ahí deambulando en las calles, infelices. Y cada vez son mas pocas las que los rechazan. Y son estos templos que exhiben la producción industrial en serie, se produce rápido y con la misma velocidad se deshecha. Así se convierte en escombros el trabajo artesanal, gracias a su reemplazo de consolas, video juegos. Millones de artesanos son arrastrados a la ruina. Lo que ha dejado de tener uso se tira (a la basura), incluido las personas. Es la lógica del mercado.
José Saramago en su novela La Caverna, bien refleja este mundo. En lo subterráneo del Centro Comercial, hay seis cadáveres y alrededor unas sogas que delatan que antes estaban atados a un banco de piedra. Y así murieron. Tales muertos son una revelación, son también todos los que habitan el centro comercial, somos todos nosotros. Por ello, el personaje Cipriano Algor decide abandonar el centro: «Comprendo que aquellas hombres y aquellas mujeres son mucho más que simples personas muertas (…) no voy a quedarme el resto de mis días atado a un banco de piedra y mirando a una pared…» página 437.
A este mundo mercantil siempre tendrá oposiciones, un rebelde que tome conciencia, como Cipriano, que echa al carajo el encierro del toda una vida al que lo querían someter en el Centro Comercial. Si existe el destino, este no será inmodificable. No hay miedo de hambrunas ni de mañanas inciertos. Otras formas habrá de entretener la existencia. La vida es un ir y venir. «Habiendo vida hay esperanza.»
- Mauricio Castaño H es Historiador

http://alainet.org/active/44250

Comprar, tirar, comprar


Documental de Radio y Televisión Española (http://www.rtve.es/) que trata sobre la obsolescencia programada vinculada al patrón de producción y consumo dominante y sus consecuencias.