martes, 22 de febrero de 2011

DIEZ TESIS URGENTES SOBRE EL NUEVO EXTRACTIVISMO

Documentos para el debate (Enviado por Javier Touza)

-         Modelos de Desarrollo Rural

DIEZ TESIS URGENTES
SOBRE EL NUEVO EXTRACTIVISMO
Contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano actual (fragmento)
Eduardo Gudynas*

Es muy ilustrativo comentar con un poco mas de detalle el caso de la reciente protesta rural en Argentina. En ese país se imponía un impuesto a las exportaciones de granos, y por lo tanto el Estado captaba parte del excedente, en especial aquel originado por los monocultivos de soja. Cuando la administración de Cristina F. de Kirchner intentó elevar ese impuesto a las exportaciones, se desató una reacción en contra proveniente de un amplio abanico de actores rurales, desde los pequeños agricultores a los grandes hacendados y empresas agroindustriales (por una descripción del conflicto, véase Barsky y Dávila, 2008).

Más allá de los usos políticos y propagandísticos de ese duro y largo conflicto, es necesario subrayar algunos aspectos en el contexto del presente artículo.

Tanto las administraciones de Néstor Kirchner, como las de su esposa, promovieron intensamente un neo-extractivismo agrícola basado en la expansión del monocultivo de soja orientado a la exportación.

Alentaron su expansión, cobijaron el uso de variedades transgénicas,
etc. Los aumentos en esas exportaciones eran una fuente importante de recaudación (necesaria dado que ese país persiste en estado de default y sus fuentes de financiamiento son limitadas). Si bien los gobiernos Kirchner sostuvieron programas sociales y subsidios especialmente en las zonas urbanas, fueron más inefectivos en asistir a los pequeños agricultores (solo una parte de aquellos dineros vuelven al sector agropecuario, y la mayor proporción es captado por unas pocas empresas agroindustriales). Por lo tanto, cuando el gobierno de C.F. de Kirchner elevó esos impuestos a los granos, los actores rurales reaccionaron en contra inmediatamente, y se generó una alianza, antes impensable, entre pequeños y grandes agricultores. Estos grupos no apuntaron contra el estilo de desarrollo agrícola basado en los monocultivos, sino que reclamaban retener una mayor proporción de sus ganancias; a su vez, el gobierno tampoco promovió o discutió un desarrollo rural alternativo, pero insistió en aumentar la presión recaudadora sobre lo que llamaba “rentas extraordinarias” (véase Gudynas, 2008 por mas detalles). Observamos entonces una pelea por la captación del excedente, entre un gobierno progresista y un amplio abanico social, tanto progresista como conservador.

Protestas sociales de ese tipo no estallaron en Brasil o Uruguay, a pesar que allí también existe un fuerte peso del monocultivo sojero.

Esto se debe no sólo a que la imposición tributaria es menor, sino porque además el Estado tiene programas diferenciados de ayuda para los pequeños agricultores, y es más eficiente en asistirlos. Por lo tanto, si bien existen cuestionamientos por el apoyo a los grandes capitales agroindustriales, en estos países se reconoce que el Estado brinda alguna asistencia a los agricultores más pobres, y ésta tiene un papel importante en legitimar tanto al gobierno como a ese tipo de producción.

De esta manera, las medidas de compensación social que se financian desde el extractivismo generan una legitimidad social a los gobiernos progresistas, y hacen más difícil poder discutir esos emprendimientos productivos. Aquellos que cuestionan el extractivismo estarían “en contra” del progreso nacional, y hasta podrían poner en cuestión el financiamiento de los planes de asistencia. El neo-extractivismo ha logrado alta legitimidad social en muchos países.


Tabla Nº 3
Resumen de las tesis preliminares que caracterizan el neo-extractivismo de los gobiernos progresistas en América del Sur

1 Persiste la importancia de los sectores extractivistas como un pilar relevante de los estilos de desarrollo.

2 El progresismo sudamericano genera un extractivismo de nuevo tipo, tanto por algunos de sus componentes como por la combinación de viejos y nuevos atributos.

3 Se observa una mayor presencia y un papel más activo del Estado, con acciones tanto directas como indirectas.

4 El neo-extractivismo sirve a una inserción internacional subordinada y funcional a la globalización comercial y financiera.

5 Sigue avanzando una fragmentación territorial, con áreas relegadas y enclaves extractivos asociados a los mercados globales.

6 Más allá de la propiedad de los recursos, se reproducen reglas y funcionamiento de los procesos productivos volcados a la competitividad, eficiencia, maximización de la renta y externalización de impactos.

7 Se mantienen, y en algunos casos se han agravado, los impactos sociales y ambientales de los sectores extractivos.

8 El Estado capta (o intenta captar) una mayor proporción del excedente generado por los sectores extractivos, y parte de esos recursos financian programas sociales, con lo que se ganan nuevas fuentes de legitimación social.

9 Se revierten algunas contradicciones sobre el extractivismo, y se lo pasa a concebir como indispensable para combatir la pobreza y promover el desarrollo.

10 El neo-extractivismo es parte de una versión contemporánea del desarrollismo propia de América del Sur, donde se mantiene el mito del progreso bajo una nueva hibridación

·          E. Gudynas es investigador en el Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES), en Montevideo, Uruguay (egudynas@ambiental.net). El presente artículo ofrece algunos resultados de una evaluación sobre los sectores extractivos y la sustentabilidad en América del Sur. Algunas ideas fueron adelantadas en la mesa redonda “Alternativas a una economía extractivista”, convocada por CAAP y FLACSO en Quito (28 julio 2009); el manuscrito final fue revisado por Mariela Buonomo.

1 comentario:

  1. El texto es un artículo del libro "EXTRACTIVISMO, POLÍTICA Y SOCIEDAD" de varios autores, está, o debería estar, on line en PDF en http://www.extractivismo.com/extractivismoquito09.html

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